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CORRIENDO POR EL ALTO SIL

Este pasado fin de semana algunos integrantes del club TRAILXTREM TEAM tuvimos la fortuna de poder disfrutar de la 9ª edición de la carrera Alto Sil, (cada año hay que sentirse un poco mas afortunado ya que en esta edición los 400 dorsales disponibles apenas duraron 10 minutos).

Esta carrera cada vez más famosa por su localización alejada de las grandes ciudades discurre en su totalidad por la comarca de El Bierzo (León) con salida y llegada en el pequeño y acogedor pueblo de Santa Cruz del Sil sobre un recorrido aproximado de 32 kilómetros, 3900 metros de desnivel acumulado y atravesando localidades como Páramo del Sil o Primout.

No vamos a hablar de tiempos de corte ni a repasar trayectorias deportivas de grandes atletas… Queremos contaros brevemente desde dentro la experiencia vivida durante el fin de semana y de como unas pequeñas localidades se vuelcan con una carrera de montaña que hace sentir a cada participante como un atleta de élite en carrera y en un invitado de lujo al finalizarla.

El fin de semana comenzó el sábado con el kilómetro vertical al Pico Bovia y la también clásica carrera infantil.
Ya por la tarde en Santa Cruz del Sil notamos el magnífico ambiente desde antes de la charla técnica en la que Lolo Díez, el organizador de la carrera, nos resume a los nuevos participantes que nos lo vamos a pasar bien, que vamos a sufrir, que cruzaremos el río en innumerables ocasiones, que nos quemaremos por las altas temperaturas que se pronosticaban, pero sobretodo que la vamos a disfrutar como niños pequeños.

Al salir de la charla tocaba la »Pasta Party» una cena para corredores y acompañantes en la plaza del pueblo, en la que junto a la música, ambiente y buenísima temperatura invitaba a quedarse tomando un refrigerio más que a descansar para la carrera.

A las 9.00 hs en punto de la mañana del Domingo, con la plaza a rebosar, multitud de fotógrafos y ya más de 12 grados de temperatura que a esas horas hacía pronosticar que se pasaría bastante calor, daba comienzo la carrera con sus empinadas calles hacia las primeras cuestas.

Primera subida cómoda para bajar y toparnos con el famoso »muro», un cortafuegos de apenas medio kilómetro en el que íbamos a ganar 200 metros de desnivel positivo… ¡casi nada!

Las bajadas eran vertiginosas y los mas fuertes técnicamente hablando disfrutaban a las mil maravillas de ellas.
Llegamos a Páramo del Sil, localidad en la que nos dimos un bonito recorrido por sus calles y el ambiente era estupendo. Multitud de personas animaban hasta el último corredor. Desde ahí comenzaba la subida mas larga hasta coronar La Campona a más de 1600 metros de altitud, punto más alto de la carrera. Una bonita subida con mucha vegetación.

Con la llegada a la Campona pasamos por el ecuador de la carrera, avituallamiento con rock&roll y unas vistas espectaculares que hacía que nos diera mucha pena abandonarlo para llegar al pequeño pueblo de Primout, un pueblecito a las orillas del río que según nos acercábamos podíamos apreciar su belleza al ser prácticamente todo de negra pizarra y que nos recordó a nuestro queridísimo pueblo madrileño de Patones de Arriba.

Abandonamos Primout para comenzar la parte mas llana de la carrera pero sin ninguna duda la mas divertida, ya que fueron unos 3 kilómetros corriendo con los pies metidos en el río. Alguna caída hizo que nos echáramos unas risas y nos refrescásemos un poco.

Y por fin llegamos a la última y y temida subida al Pico Negro, que con el sol en lo más alto hizo que sus casi 400 metros de desnivel en poco mas de 1 kilómetro fuera realmente duro. Mucha gente en lo alto del pico empujaba a cada corredor para la última bajada muy boscosa hacia Santa Cruz del Sil.

El recorrido finalizaba con multitud de gente animando en la meta, y es allí donde empezaba la verdadera fiesta en el pueblo … La organización dispuso 1000 raciones de paella para todo aquel que se acercara, música, momentos para el reencuentro con amigos y familiares y una bonita entrega de premios.

Las horas pasaban y el pueblo seguía con sus mejores galas. Intercambio de conversaciones con vecinos de todas las edades del pueblo, en la que nos contaban historias de su preciada mina mientras nos ofrecían su comida casera.
Y allí seguía un tal Jim Wamsley, (el norteamericano que habrá que tener muy en cuenta para próximas carreras y que ya muchos desean verle codo a codo con el gran Kilian Journet) destrozó el crono de la carrera y fue el ganador de la prueba. Cerveza en mano y charlando con todo aquel que se animara a poner en práctica su inglés.

Una preciosa experiencia en la que desde TRAILXTREM no dudaremos en repetir tanto por la belleza de su entorno como por la amabilidad de su gente siempre que podamos.

¡Nos vemos en la próxima!

 

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